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Parámetros eritrocitarios de nueva generación para el manejo de la anemia

¿Qué es la anemia?

La anemia es un problema de salud pública que afecta aproxima­damente a un tercio de la población mundial, afectando de forma predominante a mujeres y niños pequeños. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la anemia es una condición en la que se reduce la cantidad de eritrocitos (RBC) o la capacidad de estos para transportar oxígeno, provocando un suministro de oxígeno insuficiente para satisfacer la demanda fisiológica del individuo. Para diagnosticar la anemia, la concentración de hemoglobina (Hb o HGB) es un buen primer indicador. Los límites apropiados de Hb fueron publicados por primera vez en 1968 por un grupo de expertos de la OMS y desde entonces se han establecido en <13 g/dL (8 mmol/L) para hombres sanos, <12 g/dL (7,4 mmol/L) para mujeres sanas y <11 g/dL (6,8 mmol/L) para mujeres embarazadas 1. Por lo tanto, las mujeres fértiles son un grupo vulnerable para el desarrollo potencial de anemia, junto con los niños, los ancianos y los pacientes con enfermedades crónicas.

¿Cuáles son los principales síntomas y métodos más efectivos para detectar la anemia en una fase temprana?

Los síntomas típicos de la anemia incluyen fatiga, dificultad para respirar, taquicardia y dolor de cabeza. Estos pueden ser leves, pero conducen a una reducción grave de la calidad de vida del individuo. A largo plazo, el suministro de oxígeno permanentemente insuficiente causado por una anemia no tratada puede afectar grave­mente la función de los órganos. Por lo tanto, detectar condiciones preanémicas y diagnosticar la anemia en una fase temprana facilita una intervención oportuna para prevenir daños irreversibles. El tipo más común de anemia es la ferropénica (AF o IDA). Otras causas frecuentes de anemia son por deficiencias vitamínicas, pérdidas de sangre, enfermedades crónicas o insuficiencia renal. La AF a menudo se puede tratar con suplementos nutricionales de hierro, mientras que los pacientes con otros tipos de anemia como hemolítica, aplásica, mielodisplásica, renal o de trastorno crónico (ATC), requieren un diagnóstico diferencial preciso para el manejo médico adecuado que prevenga la evolución a estados graves.

¿Cuáles son las principales características morfológicas que se utilizan para clasificar las anemias?

El diagnóstico diferencial suele requerir una clasificación morfo­lógica de los RBC mediante la medida del volumen corpuscular medio (VCM o MCV), que permite distinguir entre anemia micro­cítica, normocítica y macrocítica (Fig. 1). Los valores normales de VCM oscilan entre 80 y 100 fL. La alteración de la producción de Hb, que es típica de AF y β-talasemia, produce RBC microcíticos con valores de VCM <80 fL. En cambio, los valores de VCM >100 fL se asocian principalmente con eritropoyesis anormal. Por ejemplo, las deficiencias de vitamina B12 y folato provocan anemia macro­cítica con RBC megaloblásticos. Un segundo subtipo de anemia macrocítica es la anemia macrocítica no megaloblástica. La anemia normocítica, por otro lado, se caracteriza por valores normales de VCM y un número reducido de RBC debido a sangrado agudo, hemólisis y/o a enfermedades crónicas (Fig.1).

Los parámetros eritrocitarios de nueva generación, como el porcentaje de eritrocitos microcíticos (MicroR) e hipocrómicos (Hypo-He), las diferentes etapas de maduración de los reticu­locitos (LFR, MFR, HFR), los reticulocitos inmaduros (IRF) y el contenido de hemoglobina de los reticulocitos (RET-He), nos ofrecen datos detallados sobre poblaciones celulares específicas. La obtención de estos parámetros es posible gracias al canal RET de los analizadores de Sysmex (Fig. 2). La forma en que se pueden utilizar estos parámetros para facilitar y mejorar las decisiones clínicas en el manejo de la anemia se ha demostrado en numerosos estudios. Además, la combinación de parámetros eritro­citarios de nueva generación entre sí o con parámetros clásicos abre una variedad de nuevas oportunidades para el diagnóstico temprano de diferentes tipos de anemia y para el seguimiento de la evolución del trastorno y la respuesta a la terapia.

Contenido de hemoglobina reticulocitaria (RET-He) como un parámetro del hemograma completo para la evaluación pre y postoperatoria de la ferropenia

Patient blood management (PBM) es un enfoque multidisciplinar basado en la evidencia para atender a los pacientes que podrían necesitar una transfusión de sangre. Un pilar importante del PBM es diagnosticar, reducir y prevenir la anemia para evitar transfusiones en todo tipo de entornos clínicos. Para que el diagnóstico y el tratamiento de la anemia pre y postoperatoria sean racionales y tengan éxito, es importante diagnosticar a tiempo a los pacientes. En el caso de los pacientes que presentan ferropenia con o sin anemia, esto permite una sustitución y un seguimiento eficaces del hierro en el contexto del PBM.

Varios estudios han demostrado que el equivalente de hemoglobina reticulocitaria (RET-He) es un parámetro de ayuda para el diagnóstico y el seguimiento del aporte de hierro a la eritropoyesis. A diferencia del recuento de reticulocitos (RET), que proporciona una indicación inmediata de la tasa actual de eritropoyesis, el equivalente de reticulocitos en hemoglobina (RET-He) refleja la disponibilidad de hierro para la eritropoyesis y la calidad general de la eritropoyesis 1, 2. Los cambios en la disponibilidad de hierro para la eritropoyesis pueden detectarse antes y de forma más fiable en comparación con marcadores bioquímicos como la ferritina y la saturación de transferrina 3-5. Se ha sugerido la medición pre y postoperatoria de RET-He como parámetro del hemograma completo para ayudar en el diagnóstico de pacientes con riesgo de anemia ferropénica latente y/o funcional, a fin de iniciar el tratamiento de forma proactiva, evitar complicaciones y prevenir una hospitalización más prolongada.

Bibliografía

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